10 de noviembre de 2009

Autopista macabra

Estaba tirada en la cama del depto del fondo, panza abajo, mirando una película. El protagonista manejaba su auto en una autopista y buscaba la salida con la flecha de tirabuzón. La reconoció una vez, pero no pudo tomarla. La segunda fue la vencida. En el momento en que finalmente entró por el camino del tirabuzón, mi cuerpo comenzó a temblar sin control. Pude ver mi cara reflejada en la ventana: nunca antes vi una expresión de pánico tan aterradora; ojos muy abiertos, cara transpirada, mirada poseída.... y comencé a gritar desesperadamente. Mi mamá llegó y trató de calmarme, mientras yo intentaba explicar el pánico que sentía y lo que me estaba pasando. Pero esta vez vi la cara de mi mamá reflejada en la ventana, pero en lugar de ver su rostro, varias máscaras indescriptiblemente terroríficas aparecieron. Y otra vez el miedo supremo me invadió, y los gritos y la desesperación. Llegó mi papá, y el horror pareció esfumarse lentamente. Salimos al jardín, y ya nada fue igual. Las situaciones cotidianas se transformaban una y otra vez en escenas de pesadillas hasta que alguien venía a contenerme. Y me desperté.
Te conté mi sueño y te fuiste al trabajo. No pude conciliar el sueño otra vez. Me sobresalté cuando Merlo entró en la pieza.