29 de julio de 2008

Sueño de Mudanza

Era la hora del atardecer. Nos habíamos mudado a un departamento en el noveno piso, en la terraza. El edificio estaba en el medio de un descampado, rodeado de pasto y era bastante deprimente. Blanco, pero con esas manchas alargadas de humedad, que parece que las hiciera la lluvia, cuando corre y deja su camino gris debajo de los aleros. Y las ventanas, mostraban luces mortecinas y amarillentas. El edificio no tenía ni escaleras ni ascensor.
De repente, abajo, me encontraba a una mujer, de parentesco lejano, que me decía: 'Para subir, tenés que usar estos caños azules', que estaban tirados en el pasto que rodeaba al edificio.
Así que tomaba un caño en cada mano: en la mano derecha uno largo, y en la izquierda uno de no más de 50cm. No pesaban y en el preciso instante en que los agarré, comencé a volar.
Al principio me costaba entender cómo se manejaban, además me daba miedo ese ascenso tan rápido. Pero después, probando, ascendiendo de golpe, bajando algunos metros, moviéndome en una y otra dirección, logré descender sobre la terraza. Y ahí, empecé a caminar por los pasillos, había una mujer lavándose el pelo, otra por salir a trabajar... hasta que llegué nuestro departamento, y estaba por abrir la puerta, justo cuando me desperté.

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